martes, 14 de febrero de 2012


Mis sueños se vuelven opacos, frenéticos...

Estoy harto de la gente que se aprovecha de la gente, 
de los chupópteros, y de la falta de escrúpulos...
Harto de ser de los últimos de la pirámide, 
de no sentirme especial...
Harto de telediarios, de demagogia y palabras vacías. 
De tipos que no quieren ni saben escuchar.
Harto de los intelectuales paralizados y los imbéciles omnipresentes.
Harto de ser ya demasiados para convivir, 
de la masificación y del estúpido consumo dirigido.
Harto del espejismo de la paz.

Mi mundo es mío, de nadie más.

Y mi mundo es un mundo de tecnología y abstracción, 
de naturaleza que busca sobrevivir, 
de búsqueda de belleza y sabiduría, 
y también, de algún modo, de ética y de honor.
Un mundo de nocturnidad de vampiro, y de batallas por ganar.
De regalar sonrisas, aunque cada día me queden menos...
De querer a los míos y dejarme querer...
Porque mi vida es mía, y de nadie más.

Así que, un día de estos, 
me desharé de mí mismo, 
y empezaré a matar...