Mis sueños se vuelven opacos, frenéticos...
Estoy harto de la gente que se aprovecha de la gente,
de los chupópteros, y de la falta de escrúpulos...
Harto de ser de los últimos de la pirámide,
de no sentirme especial...
Harto de telediarios, de demagogia y palabras vacías.
De tipos que no quieren ni saben escuchar.
Harto de los intelectuales paralizados y los imbéciles omnipresentes.
Harto de ser ya demasiados para convivir,
de la masificación y del estúpido consumo dirigido.
Harto del espejismo de la paz.
Mi mundo es mío, de nadie más.
Y mi mundo es un mundo de tecnología y abstracción,
de naturaleza que busca sobrevivir,
de búsqueda de belleza y sabiduría,
y también, de algún modo, de ética y de honor.
Un mundo de nocturnidad de vampiro, y de batallas por ganar.
De regalar sonrisas, aunque cada día me queden menos...
De querer a los míos y dejarme querer...
Porque mi vida es mía, y de nadie más.
Así que, un día de estos,
me desharé de mí mismo,
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